miércoles, 14 de septiembre de 2011

El poder de la lengua


LA LENGUA de la jirafa llega a medir 45 centímetros. La lengua de la ballena azul pesa lo mismo que un elefante. En términos de tamaño, peso y fuerza, la lengua humana es insignificante a su lado. Y, sin embargo, es mucho más poderosa. Muerte y vida están en el poder de la lengua”, afirma la Biblia con respecto a este pequeño órgano (Proverbios 18:21). Viejas amistades se han ido a pique por comentarios hirientes, y las palabras duras han dejado destrozadas a muchas personas. El discípulo Santiago describió con una gráfica imagen el poder destructivo de una lengua sin freno: “La lengua es un miembro pequeño, y sin embargo hace grandes alardes. ¡Miren! ¡Con cuán pequeño fuego se incendia tan grande bosque! (Santiago 3:5, 6). Por otro lado, la lengua también tiene el poder de dar vida. Las palabras consoladoras y comprensivas han rescatado a algunas personas. Ciertamente, el fruto de la lengua del justo es “árbol de vida”, y “como manzanas de oro en entalladuras de plata es una palabra hablada al tiempo apropiado para ella” (Proverbios 15:4; 25:11).

Amor eterno (Gustavo Adolfo Becquer)


Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar; podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. ¡Todo sucederá!
Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor.

martes, 13 de septiembre de 2011

Es como el rocío de Hermón...

Para pensar...PS semana 14.09.2011
Un canto inspirado dice que la unidad entre los siervos de Jehová es tan reconfortante como “el rocío de Hermón que viene descendiendo sobre las montañas de Sión” (Salmo 133:1, 3). Al igual que el Hermón es fuente de rocío para las plantas, nosotros podemos ser fuente de alivio para los demás. ¿En qué sentido? Seamos constructivos al hablar, a fin de edificar a los hermanos debemos ver lo valiosos que son a los ojos de Dios. Jehová ve las buenas cualidades de todos sus siervos, incluidos los que, en nuestra opinión, tienen una personalidad difícil. Si nos esforzamos, nosotros también lograremos ver sus virtudes, lo que nos permitirá decir algo bueno de cada uno de ellos. Ayudemos al prójimo, En la congregación cristiana tenemos muchas oportunidades de animar a los hermanos. Por ejemplo, en el Salón del Reino podemos hablar con quienes tienen problemas de salud. A veces, no hace falta más que dedicarles unos minutos antes o después de las reuniones y decirles algo que los fortalezca. También podemos fijarnos en quiénes han faltado  y luego telefonearles para ver si están bien y brindarles nuestra ayuda (Filipenses 2:4).No escatimemos comentarios constructivos ni buenas obras.  El rocío que alivia la sequía es el conjunto de miles de gotitas que descienden con suavidad, sin que uno sepa de dónde salen. De igual manera, el alivio que ofrecemos a los demás no consiste en una sola acción noble, sino en el conjunto de obras cristianas que realizamos a favor del prójimo día a día.